Los pies
Ya que no tengo alas,
me bastan
mis pies que danzan
y que no acaban
de recorrer el mundo.
Por praderas en flor
corrió mi pie ligero,
dejó su huella
en la húmeda arena,
buscó perdidos senderos,
holló las duras aceras
de las ciudades
y sube por escaleras
que no sabe a donde llegan.
(Alaíde Foppa)
No tenemos alas
Llegué a odiar mis pies después de sufrir varias lesiones en mis tobillos. Pero ahora los aprecio más que nunca, por su capacidad de fortalecerse, de aprender a caminar de nuevo.
Propuesta terapéutica
Nota lo que sientes al caminar. Camina lentamente, sintiendo cada paso, sintiendo el suelo debajo de tus medias/zapatos. Camina descalzx en tu casa.
Observa los dedos de tus pies con atención.