Durante la pandemia he empezado a conocer a mis pulmones y mi diafragma. Respirar con mascarillas me ha enseñado a escuchar a mis sistemas internos. Empecé a ir a una clase de respiración, basada en las enseñanzas de James Nestor, autor de Respira: La nueva ciencia de un arte olvidado. ¡Descubrí que he respirado “mal” por 35 años! Y que probablemente mi manera de respirar ha causado, o por lo menos empeorado, los problemas que he tenido con mi mandíbula y mi dentadura. A pesar de décadas de malas costumbres, en unos pocos meses he notado grandes cambios. Respiro más lentamente, con menos tensión. Mi postura es mejor, y duermo mejor.
¿Dónde quedan mis pulmones?
Siempre supuse que los pulmones se situaban más “al frente” del cuerpo, que “atrás”, y cuando quería inspirar profundamente, me concentraba en mi pecho, o mi estómago. En la clase de respiración, aprendí a respirar “por la espalda”. También aprendí a respirar de forma lateral, expandiendo mis lados en vez de mi barriga.
La importancia de la nariz
Durante mi infancia, respiraba siempre por la boca. Me pregunto si esto ha causado algunos de mis problemas crónicos (probablemente). Al parecer, respirar por la nariz ayuda a filtrar el polvo y los alérgenos, aumentar a absorber oxígeno. Respirar por la boca puede resecar la boca, contribuyendo al mal aliento riesgo de tener mal aliento e inflamación de las encías.
4-7-8
Una técnica maravillosa de relajación es la técnica 4-7-8. Consiste en los siguientes pasos:
- vaciar los pulmones de aire
- inspirar silenciosamente por la nariz durante 4 segundos
- aguantar la respiración durante 7 segundos
- exhalar con fuerza por la boca, cerrando los labios y hacer un ruido “silbante”, durante 8 segundos
Ojo: es importante practicar esto en un sitio cómodo, en una posición confortable, ya que una persona desacostumbrada puede sentirse mareada después de hacerlo durante las primeras veces.
Bebe agua
La deshidratación afecta enormemente al sistema respiratorio. Beber agua ayuda a diluir la mucosidad que recubre las vías respiratorias y los pulmones. Cuando estamos deshidratados, la mucosidad se vuelve pegajosa, lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades, alergias y otros problemas respiratorios.